LAS SEMILLAS DEL VERBO EN LA APOLOGÍA II, 7.13 DE SAN JUSTINO (s.II)
LA SEMILLA DEL VERBO
7 (8). Y aun algunos que profesaron la doctrina estoica, sabemos que han sido odiados y muertos, pues por lo menos en la ética se muestran moderados, lo mismo que los poetas en determinados puntos, por la semilla del Verbo, que se halla ingénita en todo el género humano. Tal Heráclito, como antes dijimos, y entre los de nuestros tiempos, Musonio y otros que sabemos. 2. Porque, como ya indicamos, los demonios han tenido siempre empeño en hacer odiosos a cuantos, de cualquier modo, han querido vivir conforme al Logos y huir de la maldad. 3. Nada, pues, tiene de maravilla si, desenmascarados, tratan también de hacer odiosos, y con más empeño, a los que viven no ya conforme a una parte del Verbo seminal, sino conforme al conocimiento y contemplación del Verbo total, que es Cristo. Ellos recibirán digno tormento y castigo, encerrados en el fuego eterno. 4. Pues si ya ahora son vencidos por los hombres en el nombre de Jesucristo, ello es aviso del futuro castigo en el fuego eterno que les espera a ellos y a quienes les sirven. 5. Así de antemano lo anunciaron todos los profetas y lo enseñó también nuestro maestro Jesús.
EL CRISTIANO
13. Porque también yo, al darme cuenta de que los malvados demonios habían echado un velo a las divinas enseñanzas de Cristo con el fin de apartar de ellas a los otros hombres, desprecie lo mismo a quienes tales calumnias propalaban que el velo de los demonios y la opinión del vulgo. 2. Yo confieso que mis oraciones y mis esfuerzos todos tienen por blanco mostrarme cristiano, no porque las doctrinas de Platón sean ajenas a Cristo, sino porque no son del todo semejantes, como tampoco las de los otros filósofos, estoicos, por ejemplo, poetas e historiadores. 3. Porque cada uno hablo bien, viendo lo que con él tenía afinidad, por la parte del Verbo seminal divino que le cupo; pero es evidente que quienes en puntos muy principales se contradijeron unos a otros, no alcanzaron una ciencia infalible ni un conocimiento irrefutable. 4 Ahora bien cuanto de bueno esta dicho en todos ellos, nos pertenece a nosotros los cristianos, porque nosotros adoramos y amamos, después de Dios, el Verbo, que procede del mismo Dios ingenito e inefable; pues Él, por amor nuestro, se hizo hombre para ser particionero de nuestros sufrimientos y curarlos. 5. Y es que los escritores todos solo oscuramente, pudieron ver la realidad gracias a la semilla del Verbo en ellos ingénita. 6. Una cosa es, en efecto, el germen e imitación de algo que se da conforme a la capacidad, y otra aquello mismo cuya participación e imitación se da, según la gracia que de aquel también procede.