LA IGLESIA PARROQUIAL DESPUÉS DE LA PAZ CONSTANTINIANA

SERIE: LA PARROQUIA Y SU DESARROLLO EVOLUTIVO EN LA HISTORIA

Por: Limberg Gómez Coutiño

buen_pastor_2Damos un paso adelante con la presentación de este 3° de 5 temas sucesivos que nos permitirán conocer la evolución y consolidación del sistema organizativo parroquial, cuya entidad, necesario no perder de vista, siempre será su presencia en el mundo vivida con un sentido de peregrinaje hacia una Patria definitiva: el Reino de Dios.

La parroquia, desde el siglo IV hasta nuestros días, ha formado parte de la estructura organizativa y  social de la Iglesia; aunque en la antigüedad constituyó un grupo social estrechamente unido y ligado a la comunidad civil, conformando una identidad unitaria entre el ambiente geográfico, social y religioso. En oriente, desde el concilio de Antioquía del 341 y, en occidente, con el de Sárdica del 343, encontramos ya establecidas diversas comunidades bajo la autoridad de un obispo, pero no gobernadas directamente por él. Hasta entonces el obispo gobernaba tanto la ciudad como las comunidades rurales, es decir, toda una basta región (cw’ra); de acuerdo a lo que nos testimonia el concilio de Antioquía en su canon 10, los obispos de los pueblos o corepíscopos administraban únicamente las comunidades a ellos encomendadas y con particulares facultades otorgadas y no otras…

El concilio de Sárdica en su canon 18, prohibió a los obispos intervenir en las parroquias de otra sede y el papa Inocencio a principios del siglo V afirma que todas sus parroquias, a las que en ese entonces se les llama tituli, están dentro de las murallas de la ciudad (Ep. ad Decentium 5). Con todo, la comunidad cristiana o paroikía del siglo IV, caracterizada por una liturgia propia y su labor administrativa y eclesial, tiene todavía más similitud a lo que hoy llamamos “Diócesis”. Es entre los siglos V y VI, cuando logra consolidarse de lleno la organización parroquial de las comunidades alejadas de la ciudad, con el nacimiento de la llamada “Parroquia rural”, en donde un presbítero delegado y facultado se hace cargo de una determinada zona pastoral; en las ciudades, este tipo de “Parroquias” aparecerían años más tarde.2 A partir de aquí al siglo VIII, se iría gradualmente configurando el sistema parroquial como nosotros lo conocemos; el cual, sin embargo, años más tarde, obtendría una marcada acentuación de carácter administrativo y cultual.

Esto significa que ante la expansión misma del cristianismo, con el surgimiento consecuente de la llamada “Parroquia rural”, nace el germen de esta porción eclesial que nosotros conocemos como “Parroquia”, la cual, aún perteneciendo a un territorio más extenso presidido por el Obispo, bajo la encomienda de un presbítero delegado se busca brindar un mejor acompañamiento y atención pastoral a las comunidades alejadas de la ciudad.


1 Cf. A. Di Berardino, ed., I canoni dei concili della Chiesa Antica. I concili greci, I, Studia Ephemeridis Augustinianum 95, IPA, Roma 2006.

Cf. C. Gerest, «En los orígenes de la parroquia», en M. Brion, ed., Las parroquias. Perspectivas de renovación, Madrid 1979; 95.

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